señales de un mala cama

7 señales que denotan si eres «mala cama»

Al momento de pensar qué escribir escuchaba La Hormi Guita de Juan Luis Guerra y reflexiono en cómo es que la banalidad traspasa la divinidad del sexo, al punto de verse como un «calificador» de un o una «mala cama».

El o la «mala cama» sigue existiendo en este tiempo en el que el amor y el sexo se piden por apps, llegan a un café, casa, parque u hotel y, tras darle hasta abajo, se ve si cumplió la expectativa sexual de cada uno.

De hecho, los expertos en sexología ya hablan de «las razones por las que los hombres y las mujeres pueden ser malos en la cama». Uno de estas llamó muchísimo mi atención: *porque nadie les enseñó*.

¿Quién nos enseña a tener sexo? ¡Hermano! Ni cuando vas a un bar, porque las prostitutas solo hacen su trabajo, ni quien te quita «el virgo», amiga. Todos vamos al sexo siguiendo nuestro instinto animal, y solo algunos, el Sentir Energético.

Todos vamos a la cama con alguien pensando, inconscientemente, que lo «hacemos bien» por más teoría que alberguemos en el coco.

Divinaycondinero

Ahora, sobran los motivos biológicos por los que puedes ser catalogado como un «mala cama» o no. Pornografía, tener la idea de que todos somos iguales en el sexo, eyaculación precoz, etc.

Posiciones de un mala cama
Si crees que tu compañero o compañera sexual es o ha sido mala cama jamás disfrutarás realmente del sexo.

Pero como yo me voy a lo profundo y no creo que nadie sea mal polvo en realidad, sino que energéticamente se bloquean y se conforman, te expondré 7 señales, que desde mi óptica, te hacen ser considerado «mala cama».

Los siete puntos energéticos de un o una «mala cama»

Cuando hablo de puntos energéticos me refiero a la esencia del sexo, porque el coito no la tiene, más sí posee su mecánica y ya la conocemos.

Entonces, fíjate…

  1. Esperar que el otro/a me «caliente»

Si basamos un encuentro sexual en la mera expectativa siempre quedaremos insatisfechos, así haya orgasmos y eyaculación, pues, estos serían el fin y no el medio para avivar el climax en la cima del acto.

¿Por qué vamos con expectativas al sexo? Porque aún muchos creen que se trata solo de «meter dedo y pene», «lamer partes», «dejar chupones pa’ el recuerdo», «dejarse coger», hacer hasta el «salto del tigre» y quedar sudado y cansado. Todas estas, cualidades insospechadas de un o una «mala cama», desde el ámbito energético.

La expectativa sexual se sustenta en el sentir de «necesito aprobación del otro, necesito que me elija», por lo que, inconscientemente, buscamos dejarlo/la boquiabierta con todo lo que hagamos ahí.

Por eso, aunque la energía impulsa el encuentro, en el desarrollo se deja de lado. ¿Ya ven por qué se cree que hay sexo sin amor?

2. Tener sexo porque «necesito acabar»

Parece mentira, pero la mayoría de solteros sexualmente activos buscan coito para complacer a su impulso inconsciente de «acabar». ¿Cómo se sabe eso? observando qué sensaciones, olores y pensamientos nos deja el sexo.

De ahí que, cuando dos personas casi desconocidas tienen sexo, una se quede esperando de la otra algo más. Un mensajito bonito, una llamada o al menos un «buenos días» que le diga al inconsciente «no fui un botón de descarga», por ejemplo.

Si no pasa así, el ego se hiere y comienzan los calificativos «ay igual no era que tiraba bien, si yo no me movía. Un mal polvo qué más», «no me lo hizo como me gusta», etc.

3. Tener sexo para complacer

En una relación de pareja se suele hacer cosas para «agradar» al otro, al punto de que muchos tienen sexo para complacer y terminan tildados de «mala cama» por su compañero/a después de un tiempo, ya que «se pierde la magia» y salen al ruedo comentarios como «ya no es lo mismo».

Ahí entran las ideas de los juguetes sexuales, los cuales no demonizo, pero si se incorporan al acto sexual para «recuperar las ganas» o «reavivar la llama perdida» es comprometedor tanto para el sexo como para el sentimiento que se comparta.

4. Querer resolver los conflictos de pareja en la cama

Se conoce en la vida amorosa como el sexo de reconciliación y se justifica en la ilusión que emana de la emoción de volver a ser aceptado/a de nuevo por la pareja como el único/a en su vida parece llenar ese vacío que deja el conflicto, realmente no resuelto, sino suavizado y conducido por el sexo.

¿Después que pasa?, ¿qué pasa cuando vuelve un nuevo conflicto? Al final, el otro/a termina creyendo que no es suficiente y comienza a recordar las veces que hizo esto a aquello por su pareja hasta en el sexo. En este caso, se trataría de un «mala cama» semi-desapercibido, digamos.

Situaciones que inducen a no disfrutar del sexo

5. No entregarse en el sexo

Será cierto que nadie es capaz de entregarse completamente al otro. Por experiencia sé que durante el sexo muchas veces se da el cuerpo, pero se le pone una barrera al alma para que la conexión supere el intercambio de fluidos.

En especial, cuando uno no se dispone a conocer su deseo sexual y la intención energética con la que va al coito es difícil que haya entrega. Por este motivo, escucho comentarios de hombres como «esa mujer era un bistec», «parecía una vaca solo gemía», «me tocó una muerta». etc.

En pocas palabras insinúan que su pareja fue una «mala cama» o «mal polvo» como dicen en los bajos fondos. Sin embargo, no es más que falta de consciencia sexual.

6. Castigar con sexo

Aún este siglo, parece ser la estrategia favorita de muchas mujeres envueltas en una infidelidad. Cuando el hombre es infiel, de entre su caja de artillería para «hacerlo sufrir por lo que hizo», sacan el plan castigado y sin sexo.

Bajo la creencia de que el hombre infiel no las merece por estar con otra mujer, se niegan a tener sexo con él. Nada más cortante para la energía sexual, o por el contrario, tienen «sexo salvaje» para que el hombre «recuerde a quien tiene en casa».

En cualquiera de los casos, tras el amargo vuelven a sentir que no son suficientes ni en el sexo y, aunque se vea muy sonriente, el inconsciente inicia la emisión de mensajes. «Para él solo soy un objeto», «para él no soy nadie, no me valora», «¿será que soy mala cama?», «¿será que no se lo hago como le gusta?», y un sinfín de suposiciones más.

7. No disponerse a conocer sus sensaciones sexuales

Como he dicho antes, la energía sexual es el pulso de la vida y la vitalidad con la que se desenvuelve cada ser humano. Para que se entienda, tus actitudes como tus finanzas dicen mucho de la gestión de tu vida sexual.

Eso se nota cuando uno trabaja en descubrir sus sensaciones sexuales. Dígase sensación: «la impresión que los estímulos externos producen en la conciencia y que es recogida por medio de alguno de los sentidos», diccionario.es.

Se trata, entonces, en el caso del sexo, del significado que le das al encuentro luego de vivirlo, según lo que te permitiste sentir, y si no te conoces no podrás descifrar las sensaciones.

Sentirse bien, relajado, rico, con sueño, con más ganas o con hambre después del sexo, es lo común, lo socialmente normal, pero energéticamente sabes que no es suficiente, así que por ahí queda el beneficio de la duda de si eres mala cama o no (si gustaste).

Ahora, saber qué sensaciones te deja: frío, acogido, parte de…, contenido, amado, vivo, abundante, ¡DIVINO!, es otro level. Si por motivos biológicos crees que has sido mal polvo o has tenido un compañero/a sexual mala cama, dichas sensaciones se tergiversan y terminan siendo críticas contra ti y contra el otro.

Por esa razón, conocer nuestra energía sexual y aprender a gestionarla en favor de nuestra vitalidad, abundancia (finanzas), salud y conciencia es clave para redefinirnos y vivir de acuerdo a nuestras propias convicciones.

Conmigo tienes espacios de lectura, reflexión y expresión al respecto.

¡Me voy! Déjame tu comentario si algo aquí resonó contigo. Será hasta la próxima inspiración al son de bachata o rock 😎.

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