Cuando estaba en la universidad, sin empleo, (porque mis padres me pagaban los estudios), jamás en la vida me imaginé que sería auditor, jamás; yo pensaba que “esa gente” eran una cosa rara, bichos raros y muy molestos, pensaba que moriría como programador o soporte en redes, pero la vida es la vida, por cosas de esta señora (la vida) me tocó ir de programador a una institución bancaria, actualmente no existe, pero esa extrañada institución estaba “siempre a su lado”. Pues, entro en ese banco primeramente como programador y de a poco me pusieron a hacer auditorías de los sistemas, ayudado por mi querido amigo y hermano Christian Calderon (un abrazo, bro), así transcurrió mi vida allí, poco a poco le fui agarrando el gusto a ese trabajo, ese gusto lleva ya más de 20 años de mis 22 de labor formal de mis 26 de labores.
Inicialmente trabajaba cargando colchones, era ayudante del transportista, mi querido y amado tercer papá Ramiro, el “pan de a puya”; al iniciar los estudios no podía trabajar seguido con él y me tocó trabajar en varias áreas en la universidad, hasta que un día llegó un flaco a la coordinación de la universidad pidiendo buenos programadores, en eso mi querido amigo Erasmo Rodríguez nos recomendó a Fernando Tugues y a mí; Fernando, como ya tenía trabajo no fue a la entrevista, pero yo andaba en busca y asistí; cuando me entrevisto con una persona que a la primera me impresionó su estilo algo bohemio, cara de roquero, bigotón y con una cola en el cabello, pero bueno, para adelante, pues le enseñé unos programas que tenía en un diskette (sí, era otra época) y le gustó mi trabajo, ese día tuve mi primer jefe formal, mi amigo y extrañado hermano Vincenzo D’ Amario (un abrazo mi querido Enzo).
Para hacer el cuento corto, porque es muy largo, pasé de ser programador a auditor, aún sigo de auditor de sistemas en un banco, pero me he dado cuenta que el problema y la falla de las instituciones no es la tecnología, el problema se produce cuando la gente no hace lo que le toca hacer, quizá no hacer más ni menos, pero sí por lo menos lo que le toca. He visto problemas graves por las distintas instituciones que he pasado, llegando a la misma conclusión, si existe esta falla es porque alguien no hizo completo su trabajo; ojo, no estoy acusando a nadie, recuerden que tengo mente de auditor.
Me he visto tentado a regresar al campo operativo, meterme a solucionar los problemas en lugar de detectarlos y reportarlos simplemente, sé que es mi trabajo, pero siento en mi corazón que puedo hacer más; muchas fallas que veo sé cómo solucionarlas, no todas porque no soy experto en todo, pero sí muchas, siento que sería más útil, pero bueno, toca hacer este trabajo.
Con lo expuesto anteriormente me he percatado y no lo digo como cliché, de que lo más importante que tiene una empresa no es la tecnología ni la cantidad de dinero que pueda tener dicha empresa, el mayor y mejor recurso es su gente.
Ahora que también trabajo para Dios en la enseñanza, a parejas y familias, veo algo similar, si hay malandros, ladrones, guerras, muertes violentas, estafas, etc., es porque alguien no hizo bien el trabajo en algún momento.
Les regalo este verso de la Biblia: Lucas 17:10 Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que se os ha ordenado, decid: «Siervos inútiles somos; hemos hecho sólo lo que debíamos haber hecho.»
Traducido al lenguaje de hoy sería: Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les ordenó, díganse a ustedes mismos… Somos trabajadores inútiles, hemos hecho sólo lo que nos mandaron hacer y nada más.
Su familia, su trabajo, su nación, requiere de gente esforzada, que trabaje más allá de lo encomendado, un poco más, lo que haga hágalo bien, mate de hambre a los auditores, policías, jueces, abogados, cobradores, que nos quedemos sin trabajo en función de que todo se hace bien y con excelencia.
Un abrazo. Dios les bendiga. El auditor.