Excelente estudiante, se graduó con honores, un excelente puesto laboral en una buena organización. Muy linda y algo soñadora. Desde hace unos meses quiere dar el siguiente paso con su novio, pero desde pequeña le enseñaron que matrimonio lo pide el hombre.
Ha sufrido algunas decepciones amorosas y ha tenido unas pocas parejas sexuales. Conoce su cuerpo y sabe cómo complacerlo con o sin sexo, sola o acompañada. Disfruta cada momento con su novio, pero el tiempo pasa y todo sigue igual.
Acostumbrada a dar órdenes en su trabajo, es sumisa con su novio. Su sueño, el mismo de Susanita: esposo e hijitos.
Ante su sorpresa, su novio decide dar el paso y le pide matrimonio como la sociedad exige. Empieza a preparar el matrimonio, blanco el vestido, obviamente. Su príncipe azul la esperara en el altar.
Después de ver la mercancía que su futuro esposo traía. Mañas, costumbres, amor para darle, un carácter complejo pero no imposible. Decide casarse después de «Velo».
La corona la entregó hace años, pero le gusta pensar que se la da por primera vez al amor de su vida en cada encuentro. Eso alimenta su deseo sexual.
El triunfo en el trabajo queda relegado en casa, donde con devoción cocina, lava y plancha. Mamá siempre le dijo que esa era la labor de una mujer, complacer a su marido. El sexo lo hace con placer, pero los quehaceres con duda.
Decide que la esclavitud no es para ella, que en casa, como en el sexo, el trabajo será compartido. Así crearán lazos nuevos y descubrirán que cada espacio de ese hogar fue trabajado por ellos.
La decisión la ocultan. Es mejor mantener el secreto de la felicidad compartida, que exponerse al juicio social que reza, aunque las mujeres usen minifalda y salgan a trabajar: Que los hombres llevan el dinero y las mujeres están en la cocina
La maternidad aún no es una opción, su desarrollo personal no se lo permite, ya llegará el momento. La sociedad dice que debe llegar al poco tiempo del matrimonio. Prefieren decir que están trabajando en él y que aún no llega.
Uno de los votos al casarse fue: la felicidad de casa se proclama en casa. La envidia tiene el sueño liviano.