¡No soy bueno para tal o cual cosa!

Según la cultura a la cual pertenecemos, crecemos con un sinfín de paradigmas que la mayoría de las veces nos limitan en nuestro desempeño, determinan las decisiones que tomamos y dirigen el curso de nuestra vida.

No podemos culpar a nuestros padres o abuelos por esto, ellos hicieron lo mejor que pudieron al darnos una crianza y formación según lo que ellos mismo recibieron y aprendieron en el camino de la vida.

Uno de los paradigmas con los que muchas veces crecemos es que somos buenos para unas cosas y para otras “definitivamente” no somos nada buenos. Este artículo lo enfocaré un poco desde mi experiencia.

Mi experiencia

Crecí con la creencia y la firme convicción de que no era buena para las humanidades, lo mío eran los números. Si me voy a mi niñez puedo detectar una que otra situación que me hayan dado esta determinación, algunos maestros tuvieron que ver, quizás.

Lo cierto es que desde muy temprana edad me destaqué en los números, las matemáticas eran mis notas más altas, aquello que implicara leer mucho, aplicar un análisis, eso lo hacía mediocremente, pues “ese no es mi fuerte”, era lo que me repetía una y otra vez. Basada en esta convicción, decidí incluso mi carrera universitaria: Contaduría Pública.

Al culminar mi carrera tuve la gran oportunidad de entrar a trabajar en una empresa con una cultura diferente al resto de las empresas de mi ciudad, allí adquirí el conocimiento del amplio mundo de las fortalezas y debilidades, del autoconocimiento, aprendí a ser autodidacta y puedo decir que descubrí un mundo totalmente diferente a mis 22 años.

Descubrí que puedo ser buena en lo que me proponga, que mis fortalezas se inclinan mucho más hacia las humanidades, me apasioné por la literatura, por la gente, manejo de personal, exploré muchas áreas y fui descubriendo nuevas pasiones, nuevas habilidades.

Nuevas pasiones

Me gusta mucho escribir, sobre todo cuentos y relatos, así que hice un taller para aprender un poco más sobre el tema, hoy por hoy tengo un blog de cuentos, escribo desde mi experiencia en esta página de blogueros y una de mis metas a largo plazo, es escribir mi propio libro de narrativa. Pensar que hasta la universidad le huía a las materias teóricas y todo lo que implicara leer y analizar.

Actualmente, me encuentro en un etapa de mi vida donde me toca estar bastante sedentaria, tengo un embarazo gemelar de alto riesgo, y luego de venir de un ritmo de vida acelerado me ha tocado explorar nuevas cosas que pueda hacer desde la quietud de mi casa, hasta de mi cama.

Empecé a trabajar con manualidades, algo que en muchas oportunidades dije: “las manualidades no se hicieron para mí”. Estoy haciendo piezas de origami 3D, y se me ha hecho bastante sencillo armarlas, me gusta y me mantiene ocupada. Pensar que en la escuela, una maestra escribió en letras grandes, sobre mi dibujo: “la niña es muy cochina para trabajos manuales”, una vez más me descubrí rompiendo mis propios paradigmas.

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¡Los límites están en la mente!

Hay una frase que aprendí en aquella oportunidad de nuevos descubrimientos, a los 22 años y cada día tiene más vigencia: “Los límites están en la mente”.

Dejemos de culpar a nuestro entorno, a nuestros padres o abuelos, a nuestra cultura, religión, dejemos de culpar a otros de lo que nosotros mismos somos responsables. Esa frase aprendida, cada día la tomo más para mí, los límites los colocamos nosotros mismos y los podemos romper nosotros mismos.

No es fácil, es cierto, sobre todo si los paradigmas vienen acompañados de frases limitantes a nuestro alrededor, pero ¡Si es posible!

¡Hazlo YA!

Te dejaré por aquí algunos tips que te pueden servir para romper tus paradigmas:

  1. Realiza el Cuestionario VIA de Fortalezas Personales de la Universidad de Pensilvania, es sencillo y muy útil.
  2. Prueba con cosas pequeñas, o retos pequeños, como una manualidad sencilla, finanzas personales, yoga por un día.
  3. No te limites en la cantidad de cosas que deseas probar, mientras más hagas, más opciones tienes para ir descubriendo. Eso sí, una a la vez.
  4. Busca inspiración en historias de otras personas, por medio de TED (videos con experiencias de personas que han logrado grandes cosas) u otras herramientas que se pueden encontrar en internet. Aprovecha el fácil acceso a la información.
  5. ¡Ponte en marcha!…para mañana es tarde.

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